16 Mar Inteligencia artificial: breve reflexión sobre una ciencia replicante 🤖
“¿Este test sirve para saber si soy una replicante o una lesbiana?” De esta forma la replicante (un tipo de androide bioingenieril ficticio) Rachel responde al policía Deckard cuando le pregunta sobre su reacción ante la foto de una mujer desnuda en la portada de una revista. Lo curioso de esta respuesta es hacerlo con otra pregunta, sobre todo viniendo de una máquina. El propio creador de estos androides, Tyrell Corporation, se sorprende con el grado de sofisticación de sus robots.
El concepto de IA cambiará con el tiempo
Este puede que fuera mi primer contacto con la inteligencia artificial (IA), es decir, con dispositivos no humanos con una inteligencia parecida a la nuestra. Pero ese contacto se produjo a través de la ficción. Seguramente Rachel, de ser real, sería lo más parecido a una inteligencia artificial fuerte, que hasta ahora Watson, de IBM, es lo más parecido que tenemos.
¿Es Rachel o algo que se le parezca inteligencia artificial? No estoy muy seguro, al menos es como yo lo veo. Sobre todo identifico en este ámbito tecnológico a la IA débil, como un sistema de recomendación de noticias en las redes sociales o un sistema de reconocimiento de voz. Pero no cabe duda de que la IA seguirá evolucionando y mi concepción cambiará. Lo que hasta ahora era fuerte pasará a ser débil, porque creo que el conocimiento humano también avanzará (¿lo hará de forma exponencial?).
Evitar una inteligencia articicial con conciencia
Creo que el objetivo de la inteligencia artificial es ayudar a los humanos a tomar decisiones, pero que lo hagan sin entender cómo o por qué lo hacen. Es decir, sin la conciencia que la humanidad adquirió en algún momento de su desarrollo evolutivo y que es un auténtico hito desde el Big Bang. Como dice Stephen Hawking en su última obra (Breves respuestas a las grandes preguntas, 2018), cuando la IA supere a los humanos “necesitaremos asegurarnos de que los ordenadores tengan objetivos compatibles con los nuestros”. Sería un error un deep learning descontrolado o, incluso, máquinas con conciencia, como los replicantes abatidos por Deckard.
Si bien puede ser un híbrido entre ciencia pura e ingeniería pura, o entre ciencia y tecnología, sí considero que la IA tiene muchas de las características de una ciencia. Es una forma de investigar y comprender el mundo natural (porque lo artificial, creado por la humanidad, también es natural, ¿qué es natural o artificial en nosotros?) y que aplica (a nivel tecnológico) la información obtenida. Aunque supongo que su de momento difícil conceptualización se debe a su desarrollo relativamente joven. Puede que, por ahora, la IA sea una ciencia replicante, que todavía no sabe que no es una ciencia pura, como Rachel no sabe que es un Nexus-7, pero que algún día pueda llegar a serlo.
Una IA que nos haga más humanos
Para cerrar esta breve reflexión: los riesgos. La inteligencia artificial los entraña, como otras ciencias o ámbitos tecnológicos. Limitarnos o evitarlos dependerá de su uso. Para ello, científicos y tecnólogos deben trabajar estrechamente con personas de otros campos del conocimiento como, por ejemplo, la sociología, la psicología o la filosofía, para que los desarrollos no se desvíen de su foco: servir a la humanidad. Así lo entendieron representantes de grandes tecnológicas y científicos en una carta abierta remitida desde el Future of Life Institute. Una cosa es evidente: somos cada vez más tecnológicos y eficientes, pero estamos cada vez más ocupados. Creo que vale la pena correr los riesgos y apostar por una IA que nos ayude a ser más humanos.
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